Una cadena que se rompe
En la imagen vemos a nuestra mariposa nativa Pieris rapae (“mariposa de la col”) posada sobre la planta invasora Erigeron karvinskianus (“teresita”).
Podría parecer que la llegada de estas flores, de origen americano, es una buena noticia para la mariposa, que obtiene así más alimento. Pero conviene ampliar la mirada: por cada “teresita” polinizada hay al menos otra planta nativa que se queda sin fecundar. Con el paso del tiempo, la alteración del ecosistema puede hacer incluso que la mariposa cambie su ciclo vital para adaptarse a esta nueva abundancia, multiplicando los efectos negativos no solo sobre el resto de nuestras plantas, sino también sobre los animales que las cazan para alimentarse.
A la larga, cuando se rompe la cadena alimentaria de un ecosistema, todos sus habitantes pierden. Incluso esta mariposa..