Daños al patrimonio
Cuando una planta invade el lugar en el que se establece (siempre de nuestra mano, por cierto), se producen toda clase de efectos indeseables. No solo biológicos, por las alteraciones a los ecosistemas, sino también económicos, sociales y culturales.
Estos últimos son quizá los menos conocidos pero quedan muy patentes en esta imagen de Santa Cruz de La Palma, en la que observamos como el crecimiento descontrolado del farolillo (Cardiospermum grandiflorum, una planta originaria de América) amenaza con tragarse una vivienda de arquitectura tradicional. Partes de la estructura podrían acabar colapsando por el peso de la planta, pero incluso si esto no sucede cualquier futura restauración del edificio será más cara y más complicada.